¿Qué bilbaíno no ha comido una Carolina?, ¿Qué bilbaíno no ha estampado una Carolina sobre la cara de su hermano, primo o amigo?, ¿Qué bilbaíno no ha sido estampado por su hermano, primo o amigo por una Carolina?
La Carolina es uno de esos pasteles que solamente existen en Bilbao.
Dice la leyenda, que la carolina fue creada por un repostero bilbaíno para sorprende a su hija. Sobre una tartaleta de hojaldre colocó merengue, y sobre el merengue pintó dos tiras de chocolate y otras dos de yema de huevo.
La receta: 500 gramos de de hojaldre, 500 gramos de crema pastelera, tres yemas de huevo, 100 gramos de cobertura y un kilo de merengue. Forrar los moldes y cubrirlos hasta la mitad con crema pastelera. Meter al horno durante 20 minutos. A 220 grados. Dejar enfriar y rellenar con el merengue dando la forma deseada. Para finalizar, con las yemas de los dedos dibujaremos dos láminas de chocolate y otras dos de yema de huevo sobre el merengue.
viernes, 29 de octubre de 2010
jueves, 28 de octubre de 2010
No recuerdo bien el por qué, pero muchos sábados a la tarde mi aita y mi ama nos llevaban a mi hermana y a mi a potear por Iturribide. No me acuerdo, pero tengo claro que mi hermana y yo beberíamos mosto Palacios o Kas de naranja…no creo que nos dieran tintorro.
Nos llevaban primero a un bar que no recuerdo su nombre, y donde mis aitas pedían “Tigres”, o lo que es lo mismo, mejillones con tomate. Unas veces con poco picante, y otras con bastante picante, pero muy buenos.
Al volver hacia Iturribide, parábamos en el número tres, en el Melilla y Fez. Allí, al de tiempo conocí su nombre, se encontraba Hamed cocinando los mejores pinchos morunos del mundo. Con picante, sin picante…los mejores pinchos. Aun recuerdo su sabor y me llevan a mi infancia, a mi adolescencia…a mi Bilbao.
Hamed macera los pinchos la noche anterior, los mezcla con pimienta y comino, y los asa sobre carbón vegetal. Me acuerdo del ventilador, ese ventilador antiguo que hacia y que hace que las brasas saquen chispas.
Hoy podemos seguir comiendo los pinchos de Hamed, pero no en Iturribide, Hamed se encuentra ahora en el Iruña.
lunes, 25 de octubre de 2010
La Compañía del Ron
Solamente hay un bar en el último tramo de Máximo Aguirre. Increíble, pero cierto. En su calle paralela, García Rivero, los bares ocultan los portales y las tiendas…
No era una calle de poteo, pero ahora se hace obligatorio ir a tomar el aperitivo, o la copa, a La Compañía del Ron.
Aperitivo. Buena barra, buenos vinos, buen txakoli e impresionante Vermouth preparado. Jarra arriba, jarra a bajo, ves como lo que Josu está mezclando mirando al tendido en breve te lo servirá en una copa de coctel con un trocito de limón y una aceituna. ¿Su formula? Que se la pregunten a él.
Copas. De la mejor de Bilbao. Bien puesta, y con buenos hielos, imprescindibles para que no suelten agua y se mezclen con la ginebra, ron, o con lo que la quieres poner.
Es imposible llegar a Bilbao y no pasarte por La Compañía, imposible para mi y a la vez necesario para sentirme de vuelta en casa.
No era una calle de poteo, pero ahora se hace obligatorio ir a tomar el aperitivo, o la copa, a La Compañía del Ron.
Aperitivo. Buena barra, buenos vinos, buen txakoli e impresionante Vermouth preparado. Jarra arriba, jarra a bajo, ves como lo que Josu está mezclando mirando al tendido en breve te lo servirá en una copa de coctel con un trocito de limón y una aceituna. ¿Su formula? Que se la pregunten a él.
Copas. De la mejor de Bilbao. Bien puesta, y con buenos hielos, imprescindibles para que no suelten agua y se mezclen con la ginebra, ron, o con lo que la quieres poner.
Es imposible llegar a Bilbao y no pasarte por La Compañía, imposible para mi y a la vez necesario para sentirme de vuelta en casa.
martes, 19 de octubre de 2010
Impresionante Lazkano !!!
Impresionante exposición de Jesús Mari Lazkano en el Museo de Bellas Artes de Bilbao. 82 obras que te hacen sentir, ver, volverlas a ver, sentarte en frente de ellas, mirarlas de lejos, acercarte, mirarlas por un lado, por el otro…impresionante.
Tanto como disfruté durante toda la mañana del sábado contemplando su obra, a la vez me deprimí.
¿Cómo puede pintar y dibujar tan bien? ¿De donde saca esa paleta de colores que le acompaña desde hace años? ¿Cómo puede plasmar tan perfectamente edificios, esculturas, mares, bosques?
¿Algún día podré pintar, aunque solamente sea un cuadro, como él?
Cuando la depresión aumentó, me fui a tomar un “preparado” a La Compañía del Ron…
Museo de Bellas Artes de Bilbao. Hasta el 16 de enero
Tanto como disfruté durante toda la mañana del sábado contemplando su obra, a la vez me deprimí.
¿Cómo puede pintar y dibujar tan bien? ¿De donde saca esa paleta de colores que le acompaña desde hace años? ¿Cómo puede plasmar tan perfectamente edificios, esculturas, mares, bosques?
¿Algún día podré pintar, aunque solamente sea un cuadro, como él?
Cuando la depresión aumentó, me fui a tomar un “preparado” a La Compañía del Ron…
Museo de Bellas Artes de Bilbao. Hasta el 16 de enero
Hace unos días leí en una entrevista a Alex de la Iglesia como él recordaba el Bilbao de su infancia. Iba a la Plaza Nueva a cambiar cromos, comer gambas, y luego a Iturribide a comer pinchos morunos y tigres. Decía Alex que ese era el esquema perfecto de la felicidad. Nunca he sido más feliz como en Iturribide, con mi padre, comiendo pinchos morunos en el Melilla y Fez. Mi cuerpo sufrió un escalofrío al leer los momentos más felices de Alex en Bilbao, escalofrío, seguido de sonrisa y acompañado de un leve cierre de ojos para recordar mejor el recorrido citado, que también era el mío. Y también con mi aita.
Los domingos a la mañana, si Lezama y los equipos inferiores del Athletic nos lo permitían, enfilábamos la calle Autonomia hasta la Plaza Zabálburu. Desde Zabálburu hacia abajo por Hurtado de Amezaga. Cruzabamos por el paso de cebra que da a la Estación del Norte, bajabamos por la derecha de la calle Navarra hasta llegar al puente del Arenal, y cruzábamos una vez más a la izquierda al final del puente hasta llegar al parque donde la banda de Música de Bilbao ya estaba dando el concierto de los domingos sobre el quiosco del Arenal . Y de allí, a la Plaza Nueva, a sacar el taco de cromos, la lista de los que me faltaban, los últimos fichajes. Todos en pequeños corros cambiando cromos de fútbol, conseguir uno nuevo era un alegrón tremendo, dos, tres, cuatro….eso si que era suerte. Me acuerdo cuando fichó Cruyff por el Barcelona. El holandés estaba en la zona del álbun que se dedicaba a los últimos fichajes. Dí con quién lo tenia. Le ofrecí una taco de cromos por Cruyff, no lo aceptó. Dos tacos, tres tacos….nada.
- Cruyff cuesta un duro.
- ¿Un duro? , ¿cinco pesetas?
- Aitaaaaaaaaaaaaaaaaa, este niño tiene a Cruyff, pero cuesta cinco pesetas.
- Toma, dale el duro, que te de a Cruyff y nos vamos a comer unas gambas.
Y así, con Cruyff en mi bolsillo, y mi aita con cinco pesetas menos en el suyo, caminábamos hasta el bar Los Fueros a comernos unas gambas a la plancha.
- Una de gambasssssssssssssssssss!!!!!
(Próxima entrega: los pinchos morunos en el Melilla y Fez)
- Aitaaaaaaaaaaaaaaaaa, este niño tiene a Cruyff, pero cuesta cinco pesetas.
- Toma, dale el duro, que te de a Cruyff y nos vamos a comer unas gambas.
Y así, con Cruyff en mi bolsillo, y mi aita con cinco pesetas menos en el suyo, caminábamos hasta el bar Los Fueros a comernos unas gambas a la plancha.
- Una de gambasssssssssssssssssss!!!!!
(Próxima entrega: los pinchos morunos en el Melilla y Fez)
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